Revista La U

El salto de Fase

La continuación de un estudio de dos ingenieros de la UNSJ, que había sido publicado en Revista La U, analiza ahora el escenario pandémico en San Juan luego del cruce de la Fase I hacia la III. Diferencias de resultados en la administración de fases entre el AMBA y las provincias.

Por Fabián Rojas

En un estudio publicado aquí (https://n9.cl/iqzd) el 8 de septiembre pasado, los doctores ingenieros Daniel Patiño y Santiago Tosetti, del Instituto de Automática (INAUT) de la Facultad de Ingeniería de la UNSJ, sostenían que la Fase I en San Juan, de aislamiento social y obligatorio luego del brote de Coronavirus en Caucete, debiera haber continuado al menos 25 días más. Señalaban que así podría haberse alcanzado un valor del R0 (velocidad instantánea de contagios) por debajo del valor 1 o, mejor aún, por debajo de 0.7. Ahora, en la continuidad de ese trabajo, analizan los efectos de haber saltado de Fase I a III, sin haber pasado por una Fase II, que sería de aislamiento administrativo, implica una movilidad de la población de hasta un 25 por ciento y algunos nuevos servicios autorizados. Transitar antes por la Fase II “hubiese sido lo más ‘razonable y prudente’, según lo muestran, a nuestro entender, los estudios realizados aplicando el sistema de gestión de fases recomendado por Nación”, dicen en el trabajo “Seguimiento de la Evolución Temporal del Coronavirus en San Juan – Impacto de la Fase III durante el período del 05 al 29 de Setiembre y Análisis de la Administración de las Fases propuesta por el Gobierno Nación”.

Mediante cálculos y gráficos, los especialistas de la UNSJ muestran que si el tiempo de duplicación de casos es menor a 5 días, a esa región se le debería imponer la Fase I, la cual permite una movilidad de la población en un 10 por ciento. Mientras que si el tiempo en la duplicación de casos se da entre 5 y 15 días se debería aplicar la Fase II, con un grado de movilidad de hasta el 25 por ciento. Luego, para el rango de un tiempo de duplicación de casos de entre 15 y 25 días, habría que imponer la Fase III, como en la que se encuentra San Juan, que permite una movilidad de hasta el 50 por ciento. “Es notable observar que ese porcentaje de movilidad actualmente es superior en nuestra provincia, llegando inclusive al 75 por ciento”, apuntan.

En el estudio marcan que, tomando la curva acumulativa de casos, se puede observar en la Fase I (del 20 de agosto al 6 de septiembre) que en sus últimos 10 días hubo duplicación de casos, con lo cual se debería haber aplicado la FASE II, que en principio es lo más lógico y razonable por la dinámica misma de contagios del virus, que al pasar de una fase a otra debería hacerse sin saltearse entre ellas. “El tiempo de la Fase I fue insuficiente para sostener el control del brote en el tiempo, y a partir del día 19 de setiembre se produjo un cambio de tendencia con un crecimiento tal de que al día de la fecha se han alcanzado niveles superiores al brote de Caucete. El continuar en una Fase alta, como la actual entre la Fase III y IV, sin la cantidad de testeos apropiados, el crecimiento de contagios irá acomodándose para tomar una velocidad exponencial”, refieren.

El mensaje de la letalidad

Patiño y Tosetti dicen que, en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), la política de gestión de las Fases de Movilidad de la Población en función del tiempo de duplicación de casos fue simulada computacionalmente y que se puede observar el buen desempeño del sistema, produciendo el achatamiento en la curva de contagios. “Lo más destacable es que se nota que si bien se estresa al límite al sistema sanitario de salud, en ningún caso lo hace colapsar con la consecuencia saturación de las Unidades de Terapia Intensiva”, señalan.

Sin embargo, se preguntan por qué esa política del Gobierno nacional en la administración de fases funciona en el AMBA y no en provincias. Encuentran dos razones. Por un lado, el impacto de la pandemia en lo económico y social hace que los gobiernos provinciales sean más flexibles en las aperturas de las actividades económicas y recreativas. “Esta situación es entendible y atendible, pero lleva a los gobiernos a flexibilizar aún más los grados de movilidad de la población, generando indudablemente una mayor velocidad de contagios al haber mayor circulación y movilización”.  Por otro, dicen que hay insuficiente cantidad de testeos y mal registro diario. “Este déficit por parte de los Estados provinciales queda evidenciado desde el punto de vista estadístico del comportamiento del virus, al presentar en general porcentajes de letalidad muy altos comparados con el porcentaje total de casos acumulados. Por ejemplo, en el caso de San Juan, el grado de letalidad es del 5.1 por ciento, siendo que en el mundo el grado de letalidad promedio es del 2 al 2.5 por ciento. Esto implica que la cantidad estimada de casos acumulados debería ser de 2.000 casos, más del doble de los registrados actualmente al día de hoy. Por lo tanto, es real que exista una población de más del doble de infectados, ‘no detectados’ asintomáticos o con pocos síntomas, no aislados, que tienen capacidad de contagio y es lo que hace que el virus se siga propagando y aumentando su velocidad de contagio”, indican. Por este motivo, “los índices a los que hay que prestar mucha atención, y que son los que corrigen de alguna manera el registro oficial de datos, son la tasa de letalidad y el grado ocupacional de camas Covid-19”, dicen.

Otra posible razón que esgrimen es la diferencia y brecha existente entre el sistema sanitario disponible del AMBA y las capacidades de las provincias. “El AMBA al 8 de Junio de 2020 había podido llegar a disponer de 2.5 veces más de la capacidad recomendada con los Recursos Humanos necesarios, mientras que las provincias, en su mayoría, pudieron conseguir sólo lo recomendado”, escriben.

Sugerencia (a falta de testeos…)

Luego de descartar posibles recomendaciones que serían difíciles de implementar por cansancio poblacional y por necesidad de reactivación económica, el estudio de los ingenieros estima fundamental aumentar la cantidad de testeos y realizar aislamientos de asintomáticos y con síntomas leves. De esta manera, sostienen, “se puede estar en fases altas (Fase III-IV) de movilización poblacional, y aun así controlar el brote del Covid-19, previniendo además el colapso y saturación del sistema sanitario”. Pero el estudio anota que, para San Juan, “se requerirían al menos 3.000 test diarios”. Y señala: “Para la mayoría de los Estados provinciales esto es casi imposible de alcanzar, por lo tanto deberán recurrir a las dos herramientas restantes, que son el distanciamiento social y el confinamiento o Fases de movilidad de la población, para poder controlar el brote y evitar el colapso de sus sistemas sanitarios”. El estudio finaliza así: “Más que hablar de convivir con el virus, deberíamos hablar de combatir el virus en nuestro metro cuadrado hasta tanto se disponga de una cura efectiva o vacuna que le dará solución definitiva”.

Duplicación de casos

“En nuestro campo de conocimiento y trabajo, que es la Ingeniería de Sistemas de Control, las evaluaciones en la política de administración de las fases debería realizarse de manera regular, fijando lo que denominamos un período de muestreo, que puede elegirse en este caso de 7, 10 o 15 días. Si se considera esta metodología, analizando los últimos tres días, 25 – 26 – 27 de septiembre, se pasa de 9 – 59 – 96 nuevos casos por día, habiéndose producido una duplicación de casos, por lo que se debería haber pasado a Fase II. Esto no fue contemplado posiblemente por considerarse que el brote se produjo en un conglomerado, en este caso, en la Unidad Correccional del Penal de Chimbas”. (Patiño y Tosetti)

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