VOCATIVOS EN SITCOMS DE EE.UU. Y ARGENTINA
Costumbres argentinas
Si
las comedias son el reflejo de la vida cotidiana de los miembros
de una sociedad, de ellas se desprende que a los argentinos
nos gusta que nuestro Interlocutor nos preste atención
al hablar, y que además somos más afectuosos
que los estadounidenses.
Por lo menos así lo refleja un proyecto de investigación
de la UNSJ que reveló que las comedias televisivas
argentinas usan un 40 por ciento más de vocativos (fórmulas
de tratamientos nominales que se emplean para llamar la atención)
que las estadounidenses.
Además dejó al descubierto que los argentinos
exteriorizan sus sentimientos en los diálogos con mayor
frecuencia que los norteamericanos.
El proyecto se denomina “Fórmulas de tratamiento
en inglés y español en géneros televisivos”,
y está a cargo de la doctora Rosa María Sanou.
El equipo grabó 20 Horas de sitcoms argentinas y 20
horas de norteamericanas para hacer el análisis.
El resultado más Sobresaliente del proyecto tiene que
ver con las costumbres argentinas plasmadas en comedias de
situaciones.
Las conversaciones cotidianas
ofrecen un modo de comunicación privilegiado donde
se pone de manifiesto el complicado juego de las relaciones
sociales entre los usuarios de una lengua. Es aquí
donde desempeñan un rol fundamental las fórmulas
de tratamiento que configuran un conjunto particular de recursos
lingüísticos, que operan como verdaderos marcadores
sociales.
A los fines de la investigación desarrollada en el
proyecto “Fórmulas de tratamiento en inglés
y español en géneros televisivos” (CICITCA-UNSJ,
2003-2005) resultó provechosa la aplicación
del enfoque sociolingüístico al estudio de estas
formas de tratamiento en textos provenientes de las comedias
televisivas conocidas como sitcoms.
Durante el desarrollo del proyecto analizamos las fórmulas
de tratamiento nominales, en función vocativa, o sea
cuando se emplean para llamar la atención del destinatario
del mensaje. En relación con los tipos de vocativos
estudiados, se utilizó la clasificación propuesta
por autores que reconocen: nombres personales y formas ocupacionales,
generales, de afecto y de parentesco.
A manera de síntesis,
resaltamos algunas de las conclusiones principales:
-
los
personajes
de las comedias
argentinas tienen una fuerte tendencia a
exteriorizar sus
sentimientos hacia
el destinatario
por medio del lenguaje,
nombrándolo
con sustantivos teñidos
de subjetividad. |
Observamos una importante diferencia en la frecuencia de
uso de vocativos entre las comedias nacionales y las norteamericanas:
a igualdad de horas de grabación, las primeras utilizan
un 40 por ciento más de vocativos que las segundas.
Esta mayor frecuencia de vocativos por parte de los personajes
en las comedias nacionales señala una clara inclinación
a llamar la atención del oyente a cada momento, para
lograr una comunicación más estrecha o intensa
entre él y su interlocutor tanto en intercambios
verbalmente cordiales como agresivos.
- Al comparar el porcentaje de uso
de cada una de las categorías vocativas dentro del
corpus inglés y dentro del español, se observa
que éstas presentan cifras prácticamente iguales.
Los nombres personales representan la primera elección
del hablante para nombrar al destinatario y ocupan alrededor
del 56 por ciento del total de las formas vocativas, en
inglés y español. Constituyen la manera inequívoca
y más neutra -en la escala de formalidad / informalidad-
de identificar al oyente. Dentro de las combinaciones posibles,
el uso del nombre de pila o sobrenombre representa la forma
favorita, ya que ocupa el primer lugar en la frecuencia
de uso (376 instancias en inglés y 562 en español).
Entre los ejemplos de nombres de pila y apodos, con o sin
adjetivos calificativos, posesivos, demostrativos, se registraron:
Maxwell, my dear sweet Rach, Susan / querido Felipe, Inesita
de mi vida, Paul querido. El apodo aparece también
en su forma diminutiva: Gracie, Peggy, Willie, Joey / Carmencita,
Florcita, Chichita, Titito. En cuanto a los nombres de pila
pueden figurar apocopados como en: Mon, Al, Val, Rach /
Pao, Leo, Vale, Feli, llegando incluso a apocoparse cuando
están en su forma diminutiva: Coqui(to), Ani(ta),
Yoli(ta).
Cabe destacar que el caso del apellido que se emplea se
da únicamente en las comedias nacionales (58 instancias),
sin que esto necesariamente exprese distancia social o se
asocie a un registro formal. Lo observamos con frecuencia
entre miembros de una misma pareja, particularmente por
parte de las mujeres, para llamar la atención de
su novio o esposo. La tendencia argentina a acortar los
nombres propios es tan marcada que incluso hay ejemplos
de apócope de apellido (Uri, en vez de Uriarte, en
la comedia “Los Roldán”).
- Esta brecha entre las comedias argentinas
y norteamericanas -relacionada con el número de instancias
en que se usan los vocativos en general- se profundiza aún
más al estudiar en particular las formas de afecto,
cordialidad y amistad. Si bien dentro de cada corpus representan
el 14 por ciento, en español se actualizan prácticamente
el doble de veces que en inglés; lo que deriva en
intercambios verbales más expresivos o efusivos,
cargados de una mayor cuota de afectividad. Este comportamiento
está muy ligado a la idiosincrasia de los argentinos,
normalmente más sentimentales y demostrativos que
los anglosajones. Particularmente, los personajes de las
comedias argentinas tienen una fuerte tendencia a exteriorizar
sus sentimientos hacia el destinatario por medio del lenguaje,
nombrándolo con sustantivos teñidos de subjetividad.
Muchas veces la función comunicativa de estos vocativos
se ve reforzada por el contacto físico, ya sea una
palmada o un beso para manifestar cariño, o un empujón
o un golpe para manifestar enojo.
- Esta mayor expresividad también
se traduce en un inventario mucho más rico de formas
vocativas de cordialidad. En las producciones nacionales
observamos 48 diferentes ítemes léxicos mientras
que las norteamericanas presentan sólo 28. Dentro
de estos inventarios, honey y mi amor funcionan casi como
formas emblemáticas para expresar cariño.
De hecho, se produce una polarización entre honey
y mi amor (con unas 45 ocurrencias), por un lado, y todas
las demás formas vocativas (utilizadas sólo
entre 1 y 10 veces cada una), por otro. Independientemente
del sexo, edad o clase social tanto del emisor como del
receptor, estos dos términos de afecto representan
la primera elección de los hablantes cuando optan
por nombrar al destinatario cariñosamente y las emplean
en una variada gama de situaciones comunicativas, con muy
diferentes intenciones u objetivos.
A título de ejemplo, incluimos algunos de los vocablos
registrados para esta clase de vocativos: pumpkin, pal,
buddy, darling, dude, sweety, sweetheart, (my) dear (en
inglés), amada mía, amigo, gordo, flaco, loco,
(mi) vida, linda, morsa, querida, tesoro, macho, enano,
che (en español).
- Los
vocativos de parentesco (daddy, mom, brother, grandma /
tío, papucho, mami, hermanito) registran alrededor
de un 15 por ciento, los generales (man, mister, sir, people,
kid(s), baby, boys, madam, lady / señorita, señor,
caballero, don, viejo, chicos, hombre, niña, muchachos)
ocupan el 12 por ciento, mientras que los ocupacionales
(Reverend Faltier, Mr. mailman, prince, princess, Mr. President,
Doctor Goldfine / cura, presidente, zapatero, oficial, juez,
director, coronel, jefe, policía) ofrecen un 3 por
ciento, en inglés y español. Estos tres tipos
de vocativos se presentan modificados por adjetivos, y/o
combinados en fórmulas que incluyen también
el nombre de pila, sobrenombre y apellido.
- Por último, con excepción
de los nombres personales, las otras cuatro clases de vocativos
presentan ocurrencias de un uso no literal. Éste
abarca, por un lado, casos de extensión semántica
–en que se amplía la dimensión semántica
para designar otros vínculos o entidades no asociados
normalmente con la palabra- (brother, son / papito, hermano)
y, por otro lado, el empleo de metáforas de la realidad
(pumpkin, cradle robber / banana, zapato)
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