Durante esos momentos, no se ve la consabida imagen de docentes impartiendo conceptos a sus alumnos. Esta vez, la escena muestra en las aulas una situación de comunicación horizontal, entre docentes de escuelas públicas y voluntarios de la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes (FFHA). Ahí, distintos autores latinoamericanos colman el aire de las escuelas "Mary O. Graham", del Barrio Edilco, y "Roque Sáenz Peña", de Marquesado. La idea es promover la reflexión crítica de los docentes sobre problemáticas abordadas en la literatura contemporánea latinoamericana, aunque también existe un sentido de fruición. "Queremos disfrutar de la literatura, y esto es una premisa tanto para las docentes de las escuelas como para nosotros. No decimos 'nosotros somos de la universidad y venimos a decirles que lean esto o aquello', sino que la idea es compartir y enriquecernos todos", afirma la Dra. Hebe González, de la FFHA y directora de ese proyecto de Voluntariado Universitario que se denomina "Leer para pensarnos latinoamericanos".
El proyecto llega a alrededor de 70 docentes entre ambas escuelas, y consiste en talleres que se realizan periódicamente hasta el fin del ciclo lectivo, en los cuales participan estudiantes avanzados y egresado de la carrera de Letras de la FFHA. "La dinámica de trabajo no es buscar ideas principales de un texto, sino hablar de lo que se lee en un ambiente muy distendido. Es una cuestión de que las docentes de la escuela disfruten y luego tengan ganas de ir a buscar el libro. Pero elegimos textos que principalmente abordan cuestiones de género, el lugar de la mujer y los pueblos originarios", señala González.

Ida y vuelta

El proyecto dice: "Si los niños no experimentan el placer de la lectura se debe a que sus docentes tampoco han podido hacerlo". Por ello, "Leer para pensarnos latinoamericanos" se propone configurar un proceso virtuoso de lectura compartida que impactará finalmente en las clases convencionales con alumnos primarios, aunque en los talleres también se benefician los voluntarios universitarios. "Las docentes de las escuelas tienen que aportar desde su práctica", apunta González, y agrega: "Nosotros aportamos información nueva, pero ellas aportan el saber hacer, el oficio de maestra". Luego, la directora del proyecto reflexiona: "Tenemos la oportunidad de que el Estado, a través del voluntariado, nos brinda esta posibilidad de acceder a libros; entonces lo que buscamos es compartir saberes, y la escuela es un ambiente propicio para ello".