Por Elio Noé Salcedo*
Si las personas son el “alma de las organizaciones” (1) o “son la organización en sí” (2), entonces hablar de Comunicación Interna es necesariamente hablar de las personas de una institución y no solo de las “conversaciones” o relaciones que se establecen en la organización. En todo caso deberíamos hablar de las personas y de las conversaciones y de las relaciones que crean las personas en el interior de una organización. Siempre son las personas las que entablan relaciones y conversaciones. Ese enfoque, creemos, humaniza la comunicación y la constituye en una práctica humana y social a la vez.
Definiendo el objeto
Podríamos aventurar una definición: Comunicación Interna es la práctica humana y social correspondiente a la Comunicación Institucional u Organizacional (la disciplina madre), que tiene como objeto ocuparse de las personas de una institución en cuanto sujetos de comunicación (y de las conversaciones y/o relaciones que ellas emprenden al interior de la organización, y en alguna medida también de su repercusión hacia afuera), que tiene como propósito lograr el compromiso de las personas involucradas para con los fines y objetivos de la organización, según valores determinados y consensuados por todos sus miembros, que surgen del pacto psico-social entre dirigentes (autoridades, funcionarios, directivos, gerentes) y dirigidos (empleados, operarios, obreros, socios, afiliados), es decir entre todos los públicos internos de una institución, cualquiera sea ella, sin exclusión ni excepción.
Tal vez, por el hecho de que la Comunicación Interna se ocupa de las personas de una institución, a veces se la incluye dentro del área de Recursos Humanos o Relaciones Humanas, cuando lo adecuado sería que Recursos Humanos o Relaciones Humanas reporten a Comunicación Interna, que es más abarcativa, dentro del marco transversal y transdisciplinar de la Comunicación Institucional u Organizacional.
Nos resulta interesante trabajar con definiciones, o al menos intentar definir las cosas y después hablar a partir de esas definiciones, porque en esas definiciones (cuanto más completas sean, mejor) generalmente se encuentran o deberían encontrarse representados los aspectos o elementos más importantes de la materia definida.
En la definición que hemos ensayado, aparecen varios aspectos a tener en cuenta en la comunicación de, con, por y para las personas de una organización, a saber: la filosofía, la misión y visión, los valores y las características del pacto psico-social de la organización, es decir de las personas o miembros que integran la organización.
Asimismo, con el fin de profundizar en la materia, resulta enriquecedor a nuestro entender recurrir a la etimología de las palabras, en tanto ella nos descubre además de su significado genético, nuevos significados, que solo pueden ser expresados por y con palabras.
Co-muni-car
De acuerdo a la explicación que dan distintos diccionarios, el prefijo “co” o “con” procede de la preposición latina “cum”, que por su significado resulta un componente necesario de palabras que indican reunión, unión, asociación, compañía, como por ejemplo: co-autor, co-rreligionario, co-habitar, co-operar, etc.; o en el caso de “con”, por ejemplo con-tener (del latín “con-tinere”), compuesto del prefijo “con” –agregación- y “tenere”, que significa tener, evoca dos cosas: el que con-tiene y el con-tenido, o sea la unión o reunión de dos sujetos, o de un sujeto que tiene y el objeto que es tenido o viceversa. Lo mismo sucede con el participio o adjetivo “con-sabido”: está compuesto por el prefijo “con” –agregación-, el participio del verbo saber y el sufijo “ido”, vocablo que implica un “saber compartido” o algo sabido previamente por otros, que es compartido.
Pues bien, en el caso de la palabra “co-muni-car”, aparte de que “común” –communis– es sinónimo de público y da la idea de algo compartido, intercambiado juntamente o poseído en común (3), podemos ahondar aún más en su etimología.
Si reparamos en la composición inicial de la palabra analizada, “co-muni-car” resulta de la conjunción del prefijo “co” (ya definido), el verbo latino “munire” y el subfijo “ar”, de cuya combinación resulta el verbo “comunicar”. “Munire” significa fortalecer, fortificar, hacer fuerza, y reunido con su prefijo y subijo llega a significar “hacer fuerza común” (“poner en común”, “formar comunidad”); y si se refiriera a comunicar como sinónimo de transmitir, en ese caso podría significar “transmitir con más fuerza”. Algo “co-muni-cado” (participio) sería algo (un mensaje) acompañado con fuerza, trasmitido con fuerza, significativo. Y si nos referimos a “común” como adjetivo, significaría fuerza unida, acompañada o reunida; unión fuerte (entre el emisor y el receptor y viceversa), que nos remite a la idea de “la unión hace la fuerza”.
Podríamos concluir provisoriamente que la comunicación hace la fuerza de una organización en tanto comunicación, es decir en tanto relación genuina y recíproca entre personas que conforman una comunidad particular.
* Magíster en Comunicación Corporativa/Institucional.
(1) Elio Noé Salcedo. “El alma de las organizaciones”. ISBN 978-987-05-4153-0, 2008.
(2) Robert Rosen y Lisa Berger. “Cómo lograr una empresa sana”. Ediciones Granica, 1993.
(3) Guido Gómez De Silva. Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Española, México, Fondo de Cultura Económica.
Imagen de portada: Segundas Jornadas de Comunicación Institucional, desarrolladas el jueves 29 de septiembre, coordinadas por el Proyecto de Investigación “Comunicación Institucional” (GEICOM- Departamento Ciencias de la Comunicación- FACSO- UNSJ).