Revista La U

La única lucha que se pierde, es la que se abandona

La historia de los pueblos originarios de América siempre estuvo marcada por la difícil tarea de lograr reconocimiento tras 500 años de invisibilización. De a poco y sin bajar los brazos, alcanzaron objetivos que les permitieron levantarse y mostrarle a la sociedad que están vivos. Si bien es un camino muy largo, lo recorren día tras día, siguiendo las huellas de sus antepasados y cosechando lo que ellos sembraron. Desde Revista “La U” acompañamos esta lucha, recordando la “Semana de los Pueblos Indígenas”.

 

Por Belén Ceballos

Con el objetivo de salvaguardar y perpetuar las culturas aborígenes de todo el Continente, el 19 de abril de 1940 se realizó en Pátzcuaro (México) el Primer Congreso Indigenista Interamericano integrado por organizaciones de diversos países de América. Allí, participaron indígenas de diferentes pueblos y plantearon, por primera vez, su situación social, económica y cultural.

Esta conferencia produjo un documento que creó el Instituto Indigenista Interamericano, con sede en la ciudad de México y dependiente de la Organización de Estados Americanos. Desde entonces se celebra esta fecha para recordar a quienes habitan desde siempre este territorio, con el “Día Panamericano del Indio”.

A partir de 1992, en medio de las polémicas suscitadas por los 500 años de la llegada europea al continente, se decidió celebrar la “SEMANA DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS”, considerándola desde el 19 al 23 de abril. De esta manera, esa semana se alza como un espacio de reflexión y expresión de la situación en que viven los pueblos, bajo lemas que expresan sus distintas necesidades, buscando propiciar un cambio de mentalidad en la sociedad nacional y que el Estado Argentino se reconozca como un país multiétnico y pluricultural, brindándole al aborigen un lugar más activo en la historia, de relevancia y visibilidad en la sociedad, ya que hasta el día de hoy sigue muy arraigada la discriminación hacia ellos.

Desde la Universidad Nacional de San Juan, el Programa Universitario de Asuntos Indígenas (PUAI) acompaña a las comunidades originarias de San Juan desde el año 2006, haciendo eco de sus reclamos, en relación a educación, tierra, salud, vivienda.

En cuanto a la realidad que viven las comunidades indígenas de San Juan, el profesor y licenciado en Historia Alejandro Salazar, miembro del PUAI, explicó que es similar a la del resto del país, en primer lugar porque en la provincia hay una negación respecto de su existencia que se puede asimilar a la mirada sarmientista de “Civilización y Barbarie”, que desde la Ley 1420 buscaba homogeneizar la visión respecto del “ser argentino”, eliminando las diferencias.

En segundo lugar, la sociedad sanjuanina no permite reconocer que su historia tiene linaje indígena. Por lo tanto, las comunidades Huarpe, desde finales del ’80 y principios de los ’90, comenzaron a luchar por su reconocimiento, específicamente Iluhue Quiroga, hija de Argentina Quiroga, referente de la comunidad Territorio del Cuyum, quien tuvo una participación especial en la reforma de la Constitución Nacional. En esta lucha se logró que en la reforma del año 1994 se incluyera el Artículo 75 inciso 17, que establece… “Reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos. Garantizar el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural; reconocer la personería jurídica de sus comunidades, y la posesión y propiedad comunitarias de las tierras que tradicionalmente ocupan; y regular la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano; ninguna de ellas será enajenable, transmisible, ni susceptible de gravámenes o embargos. Asegurar su participación en la gestión referida a sus recursos naturales y a los demás intereses que los afectan. Las provincias pueden ejercer concurrentemente estas atribuciones”.

Con respecto a la actualidad de los pueblos en San Juan, Alejandro explicó que hay 13 comunidades originarias reconocidas con personería jurídica. Además, destacó el trabajo de las que primero se organizaron ya que eso fue fundamental para que otras se reconocieran. Si bien aún queda mucha lucha por delante, es importante que de a poco se generen espacios en los que se escuchen sus reclamos y actúe en consecuencia, concluyó Alejandro Salazar.

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