Revista La U

Como el día de la marmota… pero peor

Algunas cifras y datos para entender por qué las universidades marchan en todo el país.

Por Susana Roldán

Parece mentira, pero hace ocho años, escribíamos una nota tristemente parecida a esta. Se titulaba “La sonrisa del gato”, en clara alusión a quien por entonces era presidente de la Argentina y la decisión del Gobierno nacional de distribuir el presupuesto de manera desigual, perjudicando a un importante número de universidades y favoreciendo a otras que, por supuesto, eran afines al gobierno.

Era el año 2016 y docentes, nodocentes, estudiantes, investigadoras e investigadores, salimos a la calle a defender el presupuesto de la UNSJ, que en definitiva es defender a la propia Universidad. Un amplio sector de la comunidad acompañó ese reclamo, así como también representantes del gobierno provincial, legisladoras y legisladores nacionales y organizaciones de la sociedad civil.

En algunas culturas se identifica como “el día de la marmota” a aquellas situaciones que se repiten una y otra vez, en una suerte de loop indeseable. Desde la UNSJ, desde el sistema universitario público, hoy asistimos a un impensado “día de la marmota” como aquel de 2016, que tiene ligeras variantes y terribles agravantes. Porque hoy el ataque es contra todas las universidades públicas del país. Y por eso, hoy, 23 de abril de 2024, salimos a marchar en todas las provincias donde exista una universidad, en defensa de la educación pública, laica, gratuita e inclusiva.

Dato mata relato

Empecemos por el principio: los números. Aunque se haya anunciado ostentosamente un aumento del 70% para gastos de funcionamiento (que todavía no se ejecuta) y otro por el mismo porcentaje a posteriori, lo cierto es que la inflación dejó muy atrás el aumento anunciado.

“Si miramos los números -explica Ricardo Coca, secretario administrativo Financiero de la UNSJ, en enero llegaron 151 millones, en febrero también y en marzo se anunció el 70% de aumento, pero todavía no llegó nada. Está la Resolución, pero la plata no llegó. Si consideramos esos 255 millones que llegarían, si lo tomamos con el presupuesto global sueldos, es del 5%. O sea, este 70 es el 5 a todo el presupuesto, donde están incluidos los dos incisos: salarios y funcionamiento. Hasta ahora, estamos haciendo frente a lo que no nos llega para funcionamiento con ahorros, aplicaciones financieras y el resultante de algunos convenios, es decir, con recursos propios que se suman a lo que nos llega”.

A la pregunta de qué cosas se recortaron y suprimieron, Coca responde con un listado que crece día a día: “Se han suprimido los gastos de ceremonial, la asistencia y realización de congresos, las horas extras se han reducido al mínimo, así como el servicio de limpieza. No hay viáticos para nadie y las actividades académicas en los departamentos se realizan solamente aquellas que tienen apoyo de los municipios, es decir, que cuentan con financiamiento externo. Cada Secretaría ha encarado restricciones en su área”, dijo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En sintonía, la secretaria de Extensión Universitaria, Laura Garcés, describe la situación en su área. “En lo que se refiere a talleres de la Dirección de Cultura,  hemos readecuado los horarios de algunos que se dictan en Rectorado para evitar horas extras.  Se están dictando 10 talleres en distintos departamentos de la provincia, que llegan a unas 430 personas para 2024. Sólo hemos suprimido un taller de cultura, hemos intentando conservarlos a todos. En cuanto a proyectos de Extensión, siguen en ejecución porque ya venían de 2023. Se están ejecutando 76 proyectos entre los financiados por la Subsecretaría de Políticas Universitarias y la UNSJ. En cuanto a estos últimos, los proyectos de extensión de la UNSJ (CONEX) lo más probable es que no podamos hacer nueva convocatoria este año. Respecto de los cursos de la    Escuela de Oficios y Educación Profesional, no estamos recibiendo este año financiamiento de la SPU, por lo que algunos municipios los han requerido y  los financiarán. En el programa UPAMI se dictarán 11 talleres con 221 inscriptos; el año pasado habíamos dictado 19 talleres”.

Por su parte, la secretaria de Posgrado y Relaciones Internacionales, Alicia Malmod, revela que “la restricción más importante tiene que ver con suprimir el intercambio presencial, tanto para enviar como para recibir. En este momento, tenemos 10 estudiantes de afuera en la UNSJ y hay 12 de la UNSJ que están afuera. Pero en el segundo semestre vamos a recurrir a la internacionalización virtual, para lo cual ya estamos desarrollando una campaña favoreciendo lo virtual. Hay programas que no se van a abrir. Y en cuanto a posgrado, no se pudieron activar las becas de posgrado que eran con fondos de la SPU para fortalecimiento de las carreras de doctorado. Tenemos esperanza de poder abrir la convocatoria a becas de posgrado propias, pero todavía no lo tenemos confirmado”.

La secretaria de Comunicación, Mariela Miranda, detalla las características de su área. “Es muy complejo pensar en recortes en comunicación, al igual que en muchas otras áreas, porque eso comprende que tal vez se invisibilice algo o a alguien: un proyecto, una actividad, una propuesta, en fin… Y al mismo tiempo, cuando se piensa en administrar los escasos fondos que llegan a las Universidades públicas para su funcionamiento, lo comunicacional encabeza la lista de ajustes. Pero la parte comunicacional de esta Universidad, aunque limitada presupuestariamente como toda esta institución, es reconocida como el espacio que genera ‘otra’ agenda, una agenda de ciencia, arte y tecnología, que la acerca a la comunidad a través de su sistema de medios de comunicación y de las acciones conjuntas con la comunidad universitaria. Estamos administrando un Presupuesto limitadísimo que dificulta hacer públicas nuestras acciones como Universidad. Pero la empatía de colegas de la comunicación es, en este contexto, la que nos habilita espacios de difusión en los medios de gestión privada, autogestivos, comunitarios y cooperativos de la provincia. Desde la Secretaría de Comunicación (SECCOM), las personas que aquí trabajan tanto en Prensa Institucional, como radio, canal o medios digitales, saben que su rol es vital en estos procesos para mantener la imagen pública de la Universidad. Se multiplican las acciones en su defensa y ahí, siempre pero siempre, están las personas de la SECCOM para hacerlo público a través de todos los medios del sistema. Y eso es un compromiso con la Universidad pública, laica y gratuita, pero, sobre todo, con nuestra función que se convierte en esencial en estos procesos históricos cuando se instalan ideas como que las universidades adoctrinan, cuando en realidad lo que incomoda es la pluralidad de opiniones. La mayoría de quienes estamos hoy en vinculación de una u otra manera con la comunicación en la provincia, hemos ‘caído en la Universidad pública’, parafraseando a la historia, y esa formación nos convoca y nos compromete en su defensa.

Cuidar a las y los estudiantes

Una de las preocupaciones más escuchada desde que se comenzó a concretar el ajuste del Gobierno nacional fue la situación de las y los estudiantes. En ese sentido, el secretario de Bienestar Universitario, Lucas Molina, refiere que “la decisión política es resguardar las becas, de hecho estamos en proceso de hacer la convocatoria para este año. Como referencia, hay que decir que el año pasado, se otorgaron becas por un total de 224.993 pesos, lo que significó un aumento del 60% con respecto a 2022. En cuanto al Comedor, que es gratuito con el requisito de dos materias rendidas en los últimos 365 días, tenemos un promedio de 1.200 comensales por día. Un servicio muy importante es el que brinda el Complejo El Palomar, con 12.554 socios activos, lo que implica un costo importante de funcionamiento y mantenimiento”.

Desde lo académico, la secretaria del área, Rosa Ferrer, señaló que la restricción más importante es “el hecho de no contar con el financiamiento para dos carreras muy esperadas, como son Psicología y Medicina. En términos generales, podemos decir que la UNSJ tiene un alumnado de 30.000 estudiantes en el nivel universitario y han ingresado a los institutos preuniversitarios 550 chicas y chicos sanjuaninos. Cuando las facultades finalicen con sus inscripciones definitivas, tendremos datos precisos sobre cantidad de ingresantes, pero por números preliminares sabemos que la matrícula crece año a año”.

Ciencia universitaria

Uno de los aspectos que más se resiente con las restricciones gubernamentales a las universidades es la actividad científica. Eric Laciar, secretario de Ciencia y Técnica de la UNSJ, brinda un detalle de la situación de los números de esta Universidad. “En la actualidad, hay en la universidad 344 proyectos en ejecución. Aproximadamente participan en estos proyectos, 140 investigadores e investigadoras. Se entregaron 70 becas CICITCA a estudiantes avanzados, es decir con presupuesto de la UNSJ, 30 becas iniciación y 47 becas doctorales cofinanciadas con CONICET. La UNSJ tiene 6 unidades ejecutoras de doble dependencia UNSJ-CONICET, algo que se consiguió gracias al buen nivel del trabajo que realizan”.

Sin duda, todas estas actividades se verían afectadas en caso de continuar las restricciones actuales, afectando seriamente no sólo el funcionamiento de institutos, gabinetes y laboratorios, sino también la continuidad de actividades científicas que tardaron años en alcanzar el prestigio que hoy muestran a la sociedad, a la par del aporte que significan sus trabajos.

Reducir no es ajustar

Desde la secretaría de Obras y Servicios, donde ya se sabe que no comenzarán obras nuevas, se puso en marcha el uso acotado de movilidades para reducir el gasto en combustible. Hugo Fernández, secretario de Obras y Servicios, reseña las obras que están en ejecución con recursos propios: “Estamos trabajando en un contenedor para la caldera de la Escuela Industrial y se está avanzando en las obras de consolidación en la Facultad de Ingeniería. Y con fondos externos, se está trabajando en el edificio anexo para los científicos chinos en el CUIM. Se están realizando cuatro aulas híbridas y estamos haciendo cuidado y mantenimiento de instalaciones eléctricas, también como una manera de optimizar el uso de la energía”.

Algunas facultades, en pos de cuidar los recursos, han comenzado a restringir el uso de energía eléctrica. Incluso se llegó a pensar en utilizar la virtualidad, si no hay posibilidad de usar las aulas para dictar clases. “Es una posibilidad -dice Ricardo Coca- que no debe ser entendida como un ajuste, sino como una manera de utilizar los beneficios de la virtualidad para no dejar a las y los estudiantes sin clases”.

Pero debe quedar en claro algo: cuidar el uso, reducir los costos, no es ajustar. Toda acción que se emprende es siempre cuidando al segmento más sensible dentro de la universidad: las y los estudiantes. El ajuste, en tanto, es una decisión política que no solo no los tiene en cuenta, sino que los subestima, al considerarlos como meros sujetos pasibles de ser adoctrinados por la educación pública.

Como el día de la marmota…pero peor.

 

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