Revista La U

Un plan para forjar autonomía y pensamiento crítico

Mediante un programa institucional para el período 2024-2028, la Facultad de Ingeniería redefinió el perfil de sus docentes, estudiantes y egresados/as desde la perspectiva de la integralidad y el vínculo. «Veníamos con una estructura muy rígida de muchos años con el mismo modelo de educación, muy centrado en los contenidos», dijo la vicedecana Andrea Díaz.

Por Marcela Ormeño

Durante esta última semana la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de San Juan anunció con gran entusiasmo la aprobación de su Plan Estratégico Institucional. Entonces era necesario saber de qué se trata este programa y qué implicancia tendrá su aplicación para esta Facultad.

De partida, la vicedecana de la Facultad, Andrea Díaz, explicó que “éste se elaboró en función de los informes arrojados por la auto evaluación de las carreras realizada durante el proceso de acreditación. Basados en los resultados que arrojó el análisis FODA de fortalezas, oportunidades, y debilidades, se pudo conocer en qué situación se encontraba la Facultad de Ingeniería. A partir de esto, pudimos elaborar estrategias que atravesaron las cinco dimensiones que se evalúan a través de CONEAU, que son: la estructura organizativa; el cuerpo académico; estudiantes y graduados; la propia currícula, planes de estudio; y la infraestructura. Entonces, en base a esas cinco dimensiones se elaboró este plan estratégico para que de alguna manera se definieran políticas y también objetivos y metas para concretar entre el año 2024 y 2028”.

Andrea Díaz: «Hay una línea que viene desde el Consejo Federal de Decanos de Ingeniería (CONFEDI), que nos está mostrando que este cambio que hemos dado es el camino».

Entre los ítems más sobresalientes de este plan estratégico institucional están los que apuntan a actualizar los roles de los/as integrantes de la comunidad educativa.

En el caso de la docencia, se redefinió cuál va a ser a partir de ahora la metodología de enseñanza en la Facultad de Ingeniería. Plantea de base la formación de formadores y se pretende que el docente tenga un perfil activo, que esté formado en competencias y que maneje herramientas tecnológicas, porque se aspira hacia una educación mediada por tecnologías. También debe ser un docente que pueda contemplar el contexto del estudiante, en alineamiento con las políticas de la Universidad (recientemente se aprobó el régimen del estudiante trabajador), “por lo que debe haber hacia el interior de las unidades académicas una coherencia con las políticas que se plantean a nivel institucional”, destacó la vicedecana.

En el otro extremo del vector enseñanza, se encuentra el/la estudiante luego egresado/a, a quienes también se les ha redefinido el rol. Éstos/as pasarán a tener una participación activa, se pretende que puedan desarrollar autonomía, y que tengan un pensamiento crítico. “Todo esto está relacionado con el perfil del ingeniero y de la ingeniera – aclaró Díaz-, nosotros teníamos un perfil muy enfocado en lo disciplinar, que, si bien en eso nosotros tenemos una gran fortaleza, hoy el medio requiere que, a la par de lo disciplinar, se desarrollen habilidades blandas, como trabajo en equipo, una buena comunicación, emprendedurismo, etcétera. Estamos comprometidos con el perfil de nuestros egresados, en darle todas las herramientas para que ellos se puedan insertar en el campo laboral sin ninguna dificultad”.

Además, también se hizo gran hincapié en los planes de estudio, con un gran número de objetivos planteados. La idea es acompañar las nuevas currículas de todas las carreras de Ingeniería para darles fortaleza, para lo que se trabajó con los marcos pedagógicos de referencia.

Algunos marcos de referencia usados, fueron programas que ya se estaban ejecutando en la Facultad de Ingeniería, como, por ejemplo, el de articulación y seguimiento de graduados, donde el/la egresado/a tiene un protagonismo muy importante.  Este programa brinda una retroalimentación que les permite conocer la situación en la que se encuentra este grupo y qué es lo que hay que mejorar. Además, el programa articula con las industrias. “Es decir, la articulación que tiene que tener la Facultad de Ingeniería, -aclaró la vicedecana- no es sólo hacia el interior, sino también hacia el exterior, porque no podemos actuar como una unidad cerrada, sino que necesitamos conectar con el medio”

En otro programa que los/as egresados cumplen un papel muy importante es en el de las comisiones de seguimiento curricular. Estas son un mecanismo que permite asegurar el buen funcionamiento de los planes de estudio, donde están representados el bloque de las ciencias básicas, de las tecnologías básicas, de las complementarias, de las aplicadas. También participan estudiantes. “Eso le da al plan de estudio -siguió diciendo Díaz – una interacción entre estudiantes, docentes, egresados, de forma tal que pueda ser un trabajo interdisciplinario y que realmente se enriquezca de los aportes que hacen todos/as los/as que integran nuestra comunidad de la Facultad de Ingeniería, en esta construcción del profesional”.

Otro programa al que recurrieron fue el del curso de ingreso. “Hemos contemplado mucho en este programa lo que son las tres etapas del estudiante, que es el ingreso, la permanencia y el egreso. Ahora nos estamos focalizando mucho en lo que es la permanencia, que es algo que no teníamos tan ajustado.  La comisión de seguimiento curricular va a comenzar a trabajar en la permanencia, en ir analizando cómo va evolucionando este plan de estudio con mucho compromiso en la información. En este sentido, los coordinadores trabajan con los datos, del número de aprobados/as, el presentismo de los/as estudiantes, para hacer un seguimiento más exhaustivo de la permanencia de éstos/as”, – explicó la autoridad.

Volviendo a los planes de estudio, Ingeniería hizo una revisión de todos, puesto que tenían planes desde el 2005. Además de la actualización de las currículas, se hizo una presentación diferente. Antes los planes de estudio eran elevados conjuntamente con correlativas y con el plan de transición, entonces estaban tan acotados y estructurados que no permitía que se hiciera ningún cambio. “Nosotros en este momento por cada plan de estudio hemos presentado siete expedientes. ¿Por qué? Porque cada ítem: electivas optativas, la matriz de tributación, el plan de transición, la práctica, van en expedientes distintos. También se presentaron reglamentos de práctica profesional supervisada y el reglamento de trabajo integrador final. Como institución consideramos que ha sido un gran trabajo que se ha hecho hacia el interior de los claustros, con los coordinadores de carrera, los docentes, y que debe de ser un trabajo que sea asegurado en el tiempo” -destacó Andrea.

“Era muy necesario este cambio y que también tuviera una continuidad porque veníamos con una estructura muy rígida de muchos años con el mismo modelo de educación, muy centrado en los contenidos. Pero hay una línea que viene desde el Consejo Federal de Decanos de Ingeniería (CONFEDI), que nos está mostrando que este cambio que hemos dado es el camino. Y nosotros como Facultad de Ingeniería, una de las facultades más antiguas de la Universidad Nacional de San Juan, tenemos que estar en el mismo nivel que el resto de las facultades de la Argentina” -resaltó- Andrea Díaz.

También lo que se ha contemplado en este plan estratégico es la vinculación y la extensión “Sí bien la extensión se ha venido haciendo mucho en la Facultad de Ingeniería, pero quizá lo de las prácticas socioeducativas nos ha ayudado mucho a poderle dar otro enfoque” aclaró la vicedecana.

Finalmente, Andrea Díaz concluyó: “Entonces este programa es para poder desarrollar habilidades en la vida tanto para los docentes como para los estudiantes y que después eso se convierta en un trabajo en red. Que estos/as generen también estrategias para crear redes de contención. Antes estábamos concentrados mucho en el saber y en el hacer. Ahora también nos enfocamos en el ser, porque no podemos perder de vista que somos personas, seres humanos.”

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