editorial
Benjamín Kuchen
Rector - Universidad Nacional de San Juan
La educación no es una mercancía
A mediados del siglo XX las universidades constituían una de las instituciones más importante en el desarrollo de un país. La educación universitaria era centralmente pública y las estructuras de gobierno apoyaban estas instituciones al considerarlas elemento fundamental para la
formación de los ciudadanos y para la generación del conocimiento. Se comenzaba así a construir la llamada sociedad del conocimiento.
A partir de la década del ‘60 y en particular en Estados Unidos, se inicia un proceso de privatización y consecuentemente un incremento del arancelamiento de la educación superior. La formación en general y, en particular, la formación universitaria adquieren el carácter de mercancía, de un bien de cambio. El ingreso en las universidades de mayor prestigio constituía un privilegio al que solamente podían acceder las clases acomodadas.
La situación no es muy diferente en la actualidad. Para ingresar en alguna de estas instituciones es necesario recibir enseñanza personalizada de alto costo, por lo menos, durante un año. El modelo de privatización de la enseñanza universitaria y su consecuente arancelamiento que responde a la lógica del mercado, es progresivamente adoptado por la Unión Europea. La Organización Mundial de Comercio (OMC) reivindica a la educación como mercancía y trata de imponer este concepto en las relaciones comerciales internacionales. También varios países latinoamericanos han aceptado este modelo, el que constituye un planteo ideológico central en una estrategia de gobierno.
El sistema universitario público argentino, con otra mirada, ha declarado repetida y enfáticamente que la educación no constituye una mercancía sino que es un derecho de todos los ciudadanos y se opone a que la misma sea arancelada. En los lineamientos que definirían la nueva ley universitaria, el concepto de gratuidad está fuertemente instalado y es complementado por el de equidad, con la clara intención de crear las condiciones para reducir desigualdades.
Esta forma de pensar el sistema universitario es un factor relevante, distintivo en un estilo democrático de vida. Estoy convencido de que debemos luchar
fuertemente para mantener esta condición con la certeza de que en el tiempo traerá gran beneficio para la sociedad y para el desarrollo integral de nuestro país.
Es necesario que nuestros estudiantes entiendan, valoren y contribuyan a sostener estos principios para asegurar la continuidad de una conquista que históricamente nos posicionó favorablemente respecto a otros países de la región y el mundo.
La UNSJ, orientada por estas ideas, brinda en su oferta académica 2007 a los jóvenes de San Juan y de la región la posibilidad de conocer las 67 carreras que pueden ser estudiadas en sus aulas y elegir una de ellas.